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Realismo Fantástico- Fantastic Realism

Serie "De lo Pétreo en el Ser"

Memoria descriptiva - conceptual

Estoy indagando en espacios de aprehensión que me brinden la posibilidad de ampliar las fronteras  expresivas. El realismo fantástico, en cierta forma, me ha posibilitado el hacer este experimento y profundizar en composiciones intimistas que buscan reflejar  y compartir mis universos.

La serie contiene la conjunción entre vivencias, valores, sentimientos experimentados, introspección, conciencia ecológica y hasta una cuota de dramatización teatral. La misma, en cierta medida, encarna una metáfora visual de lo que es el gran viaje que representa la vida y a la vez reflexiona sobre el concepto de movimiento. En esta búsqueda, le asigno un valor especial simbólico al mineral en suspensión, que alude a la Pacha mama o Madre Tierra en una suerte de ecología expresiva.  Estas fragmentaciones geológicas poseen, además, el sentido de ser partículas constructoras del conjunto conocido como Universo, planteando por medio de estas disposiciones compositivas, las relaciones posibles entre espacios; el exterior y el misterioso interior del ser humano. Dichas estructuras rocosas o terrosas, sirven como escenario  para dar lugar al desarrollo de “motivaciones temáticas”, que intervienen fusionándose con el paisaje mágico. El tratamiento plástico pictórico del mineral tiene su riqueza a la hora de mirar con lupa las parcialidades, porque me brindan un panorama del lenguaje abstracto dentro de la figuración, y esa interacción estética potencia las sensaciones que la obra intenta evocar, sumándole el hecho dentro del proceso de diseño, de que cada modelo a trabajar es recolectado en experiencias reales, de contacto con la naturaleza.

En la obra existen siempre indicios, sugerencia de una idea que me motivó. En muchos casos resuena “la necesidad del viaje interior” o “el retorno a la naturaleza”: Un llamado recurrente a mi puerta.

Memoria poética

Viaticum

Revestidos los desiertos mágicos, hasta el brillo. Cerámico efímero.

Destierros del corazón en su hogar. Vacío. Luego de la lucha, la sangre

se riega sobre los sueños inconclusos, por la mañana. Tanta sonrisa

quebrada en la reunión virtual, ya marca el paso, de  zapatos fúnebres.

 

Los movimientos y la piel hacen ruido, un bello ruido de vida al

enamorarse. Envolviéndolo todo: a la pasión, a la oscuridad y a la locura,

entre giros y despedidas. Buscando llegar a algún lado que esté

cerca de uno, el uno de ayer, el de mañana, por ser.

 

Todo a bordo, agarrado fuertemente a los motores minerales espero

el sacudón de los días, con ritmo circular en caída libre hacia dentro.

Salto al negro marfil. Las mochilas y maletas están llenas, de grises y 

 amores inefables, de tiempo que ya no quiere serlo,

 listas para desnudarse en el escenario, listas para desparramarse en

el vagón y lavarse bajo la luz de los astros que titilan y auguran.

 

Cada vibración, cada turbulencia del cuerpo, remueve los

diamantes y las heces, los hace estallar y comulgar dentro del

santuario geológico, extensión de los huesos. Todo tamizado,

todo decantado, con cierto olor a las hondas olas de las  

cosas, moviéndome. Perfume de la inmersión divina.

 

Resuena la música de siempre: los elementos jugando,

dibujándonos por el aire, junto al abrazo cálido que pronto no será.

Seguimos su indicio, seguimos saltando de un lado a otro entre

fragmentos nuestros, ávidos de una belleza para añorar, atemporal,

que está ahí, en los bordes del mantel, en las veredas amarillas de hojas,

en los ojos brillantes de lágrimas. Susurrando la senda, en silencio.

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